Siento una enorme atracción por las islas. Me gustan porque me siento muy identificado con ellas, tienen un enorme paralelismo con mi propia manera de ser. La sensación de estar “aislado” siempre me ha encantado. Su carácter libre e independiente me fascina. Van completamente a la suya, marcando el ritmo de cada día. Todo esto reúne un poco mi particular forma de vivir la vida. Aunque vivo en una isla (las islas Británicas), no la he escogido por ser un trozo de tierra separada del resto. Esto ha sido un poco por casualidad. He escogido Londres por otros motivos, también muy profundos pero de otra índole. En este caso Londres reúne unas pocas características esenciales de toda isla. Como isleños los Británicos tienen una manera propia de hacer las cosas; conducen por el otro lado de la carretera (y del volante), mantienen su propia moneda a pesar de pertenecer a la Unión Europea (y no les funciona nada mal). Su punto flaco y nada habitual en una isla es el estrés. Hay mucho, demasiado. Supongo por la dimensión de la isla en extensión. Debo admitir que este capítulo lo he escrito como una terapia para mi mismo. No tenía la intención de hablar de Gran Bretaña. Para evadirme un poco de este tiempo terrible siempre pasa por mi cabeza el recuerdo de mis queridas islas; Ibiza y Formentera. Y sin querer me he dado cuenta de la conexión entre islas….genial!
Ibiza e Formentera son el claro ejemplo isleño al cien por cien. Absolutamente libres y liberales, marcando su propio tempo y estilo de vida. No existe pasado ni futuro, sólo el presente. Incluso en los tiempos más duros de dictadura y represión, gozaban de una libertad única e envidiable. Muchos “hippies” de todos los rincones del mundo se sintieron atraídos por esta singular libertad durante los 60 y 70. En gran parte por culpa de “more”, película de Barbet Schroeder, grabada en Ibiza y Formentera a finales de los 60 que contaba con el gran Néstor Almendros como director de fotografía. La película mostraba una Ibiza absolutamente pura sin retoques, completamente virgen. Estrenada en 1969 en todo el mundo y en España a principios de los 70, la gente pudo admirar el extraordinario paraíso natural tan cercano y tan desconocido. El hechizo de las pitiusas atrajo a numerosos artistas. Sea de paso o para instalarse durante un tiempo. Pink Floyd le dedicó la banda sonora de “more” (la película anterior). Dicen algunos que Bob Dylan vivió en uno de los viejos molinos de la Mola en Formentera. Peter Sinfield, co-fundador de King Crimson y letrista del grupo, pasó unas vacaciones en Formentera y le dedicó un par de canciones en el disco titulado precisamente “Islands”, Formentera lady y Islands (you can hear this lovely song on my Facebook wall). Mike Oldfield…y un largo etcetera…. Aunque la transformación de toda la costa Mediterránea es la cruda realidad, Ibiza y Formentera poseen un misticismo que las hacen tremendamente únicas y misteriosas, cosa que las diferencian notablemente de sus islas vecinas.
Pero las pitiusas son mucho más que un sitio de fiesta y relax. Poseen una cultura muy antigua, payeses, pescadores. Con casas blancas absolutamente encantadoras, funcionalmente perfectas de una belleza simplemente maravillosa. Donde no hace falta romperse mucho la cabeza arquitectónicamente. La austeridad a veces es la más eficaz de todas. Las casas de cal Ibizencas realmente son una buena prueba de ello.
Disculpad este salto al globo terráqueo pero no podía dejar pasar esta oportunidad.
A mis queridas islas a las que debo tanto y que algún día (no muy lejano) sabré compensar. So cute!
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